viernes, 17 de septiembre de 2010

Información general sobre los ángeles

Estos seres celestiales se mencionan por lo menos 108 veces en el Antiguo Testamento y 165 en el Nuevo.

El vocablo ángel, que se deriva bien de mal’ak del hebreo del Antiguo Testamento, o bien de aggelos del griego del Nuevo Testamento, quiere decir simplemente mensajero, palabra que bien expresa su servicio u oficio.

La Biblia declara que los ángeles no solamente observan los acontecimientos humanos, sino también que los ángeles buenos son ministros de los herederos de la salvación (Hebreos 1:4) y que los ángeles malos hacen la guerra contra lo que hay de Dios en el hombre (Efesios 6:12).

Los ángeles integran dos de los cinco grupos en que se dividen todas las criaturas finitas creadas por Dios; a saber, los ángeles santos y los caídos. Los otros tres grupos son, el de los gentiles, los judíos y los verdaderos cristianos.

Los ángeles viven en las esferas celestes y no hay cifras humanas para contarlos, tan grande es su número.

La existencia de los ángeles es anterior a la de la humanidad, y una ley los organiza en ejército (Lucas 2:13; Mateo 26:53; Hebreos 12:22).

El significado de las designaciones recibidas (tronos, dominios, principados, potestades y autoridades) expresa la cooperación que hay entre los ángeles mismos.

Lo que la Biblia dice no se dirige a los ángeles, ni tampoco ese libro trata de dar una descripción completa de su estado ni de las relaciones entre ellos.

Con nuestra visión natural no hay cómo discernir la presencia de los ángeles, pero eso no impugna la verdad de que los ángeles están alrededor de nosotros en todo lugar.

Una razón de que los ángeles sean invisibles a la pupila humana pudiera ser de que si fueran vistos serían adorados por los hombres, tan inclinados a adorar aún las obras de sus manos (Colosenses 2:18; Apocalipsis 22:8-9).

Los ángeles son en verdad seres vivos del más alto rango, aunque en ninguna manera son tan independientes en el sentido de que se crean a sí mismos.

Sí son seres libres y morales que en siglos pasados por lo menos tenían el poder de determinar su destino propio. Algunos “pecaron” y “no guardaron su dignidad” (2 Pedro 2:4; Judas 6); estos seres caídos tendrán que dar cuenta al Dios que ellos habían repudiado (Ezequiel 28:16-17; Mateo 25:41).

La suficiencia de los ángeles, como la de toda criatura, depende solamente de Dios. Se mueven y viven por virtud del poder divino. Aun el gran Miguel, el arcángel que luchó con Satanás, afirmó su dependencia de Dios.

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