viernes, 22 de octubre de 2010

El ministerio de los ángeles

Lo más importante no es su relación con los habitantes terrestres, sino su servicio a Dios. Este es principalmente un servicio de adoración, y sugiere la majestad inefable y la gloria de Dios que los ángeles no caídos comprenden, la cual sigue sin cesar para siempre a causa de la dignidad infinita de Dios (Apocalipsis 4:8; Isaías 6:3).

La humildad de los ángeles, sugerida por su manera de cubrirse los pies (Isaías 6:2) es natural, puesto que está siempre delante de Él cuya majestad y gloria es trascendente.

Aunque los ángeles estuvieron presentes en la creación, no hay ninguna referencia a su ministerio en la tierra sino hasta en los días de Abraham.

En el Nuevo Testamento hay muchas referencias a ellos. Es notable que muchas tienen que ver con Aquel a Quien sirven y adoran (la anunciación, el nacimiento y la tentación son algunas).

En el plan de Dios esta presente edad o dispensación evidentemente carece de las manifestaciones angélicas. Esto pudiera ser porque en los santos de esta dispensación, como en ninguna otra, habita el Espíritu Santo. Sin embargo, hacia el fin de esta edad, serán prominentes de nuevo (rapto y segunda venida).

Después de la dispensación del Reino, para lo cual no se predice ningún servicio angélico (el Rey estará presente y el Espíritu derramado sobre toda carne), otra vez los ángeles serán vistos en relación eterna y final con esa ciudad que descenderá del cielo (Hebreos 12:22-24; Apocalipsis 21:12).

En Lucas 16:22 vemos que llevan un alma a ultra tumba al momento de su muerte, pero de ser siempre éste el caso es pura conjetura.

Hechos 5:19 y 12:7 relatan la liberación de los apóstoles de la cárcel.

Hechos 8:26; 10:13 y 27:23 nos dicen que eran los instrumentos divinos para llevar mensajes a los hombres.

En la fraseología del Antiguo Testamento a veces se les denomina a los ángeles hijos de Dios, mientras los hombres son llamados siervos de Dios. En el Nuevo esto se ve al revés. Este orden tan peculiar pudiera deberse al hecho de que en el Antiguo Testamento se ve a los hombres relacionados a esta esfera en la cual los ángeles son superiores; mientras que en el Nuevo se ve a los santos en relación a su estado final de exaltación a la semejanza de Cristo, un estado superior al de los ángeles.