lunes, 20 de septiembre de 2010

Creación y modo de existencia de los ángeles

Basándonos en Colosenses 1:16-17 se puede presumir que todos los ángeles fueron creados simultáneamente, aparte de que ese número se completó en aquel tiempo y que ninguno será añadido a ese número.

No están sujetos a la muerte u otra forma final de existencia; por consiguiente, tampoco su número disminuye. Parece que el plan divino para la propagación de la raza humana no tiene contraparte en el orden angélico.

Cada ángel, por ser una creación directa de Dios, tiene una relación personal e inmediata con el Creador.

Como el hombre es la suprema creación en las esferas terrenales, así los ángeles lo son en las esferas más altas descritas en Colosenses 1:16-17.

Como los ángeles, juntamente con otros seres morales, fueron creados por Cristo y para Cristo, así ellos permanecerán siempre para la alabanza de Su gloria.

Aunque es verdad que algunos de la raza humana y ciertos ángeles no adoran a Dios, la mayor parte de los ángeles están delante de Su trono en adoración incesante.

Cristo, en Su reino, no permitirá ningún otro dominio ni autoridad, y al final, mediante el ministerio de los ángeles, recogerá de las esferas humanas todo lo que ofende (1 Corintios 15:25-26; Mateo 13:41-43).

Comparada a la existencia humana y animal, la de los ángeles se puede denominar incorpórea, pero sólo en el sentido de que no tienen un organismo mortal.

Cuando Cristo declaró en Lucas 24:37-39, “un espíritu no tiene carne ni hueso, como veis que yo tengo”, no quiso decir que los espíritus no tienen cuerpo alguno, sino que los cuerpos que tienen es de distinta constitución que la de los hombres.

En el Antiguo Testamento el salmista los denomina “flamas de fuego” (Salmo 104:4) que el escritor de Hebreos interpreta “hace a sus ángeles espíritus” en Hebreos 1:7; el versículo 14 del mismo capítulo dice que ellos son espíritus ministradores.

El arte de la edad medieval ha basado su representación de todos los seres angélicos con alas sobre una descripción bíblica en Daniel 9:21 en que nos habla de un ángel “volando con presteza”.

De cualquier modo, es verdad que la Biblia dice que los querubines y los serafines o seres vivientes sí tienen alas. Y los querubines así aparecen en las imágenes de oro en el arca sobre el propiciatorio. Los ángeles, como se nota en Daniel 9:21, pasan de un lugar a otro con una velocidad increíble.

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